No es un blog de viajes. ¡Líbreme
Dios de dar consejos a nadie! No me considero un viajero. En todo caso un turista
accidental; más accidental que turista. Admiro a muchos blogueros viajeros, a
los que anónimamente sigo, si bien, a alguno de ellos (supongo que por pura
envidia) les recriminaría ese tufillo elitista que se desprende en algunos de
sus comentarios. Para muestra un botón: rechacé un trabajo de mierda para dedicarme
a viajar, escribe uno. ¡Bien por ti campeón! Pero no desprecies a los
millones de personas que, en nuestra ordinariez, subsistimos gracias a un trabajo de mierda.
Lo de turista lo llevo con orgullo, aunque
confieso que con los años lo soy más al estilo que señala Javier Reverte en su Corazón de Ulises: « Una
buena manera de no sentirse turista, aunque todos lo seamos de alguna forma, es
no utilizar en exceso las guías de viaje ni cumplir a rajatabla el plan
trazado. Informarse antes de partir es oportuno, pero luego, si se puede y hay
tiempo bastante, hay que dejarse ir en función del capricho y del aliento
libertario. Es mejor llevar libros de escritores viajeros que cargar en la
mochila con un exceso de guías turísticas. Se ve más hondamente lo que visitas
si lees un libro de un buen escritor que guiándote por un catálogo de datos
que, por lo general, están bastante mal redactados».
No es un blog de Historia. No corresponde al peregrino, como escribió Terenci Moix, verse en carne de enciclopedia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario